Arquitectura

Carlo Scarpa: el valor artístico de la arquitectura.

28 Enero, 2020

La semana pasada viajé a la región italiana de Véneto con colegas de profesión: arquitectos e interioristas. Invitadas por el showroom Matter Barcelona y la innovadora firma italiana de piedra sinterizada Lapitec, tuvimos la suerte de visitar dos emblemas de la arquitectura de Carlo Scarpa, uno de los autores más representativos del siglo XX con una enorme conciencia artística sobre la arquitectura. De ella misma decía: «es un idioma muy dificil de entender; es misterioso a diferencia de otras artes, la música en particular, más directamente comprensible… El valor de una obra es su expresión, cuando algo está bien expresado, su valor se vuelve muy alto.» Y es exactamente lo que él consigue en el Cementerio de Brion y la Fundación Canova en Treviso, los dos espacios que visitamos durante el viaje.

Carlo Scarpa: el valor artístico de la arquitectura

Scarpa era él mismo intelectual, artista y diseñador, además de arquitecto, con una personalidad ecléctica, gran cultivador de relaciones continuas con otros artistas, arquitectos y académicos. Se dice que vivía de la amistad, las conversaciones y los intercambios de opiniones, una manera muy real de enriquecerse en la vida. Así fue que tras la muerte de Giuseppe Brion, el 12 de noviembre de 1968, su esposa decide encargarle el diseño de la tumba familiar. Carlo trabaja en un área de más de 2000 metros cuadrados, organizando el complejo a distintas alturas y articulando su composición en torno a una serie de objetos arquitectónicos: la iglesia, la capilla de los parientes, las tumbas del matrimonio Brion, el pabellón en el agua… Cada elemento en su justa dimensión y posición, cargados de simbolismo en torno a la unión conyugal, la vida y la muerte. Y todo rematado con exquisito detalle, como una verdadera obra de arte arquitectónica. 

Carlo Scarpa: el valor artístico de la arquitectura

También en Treviso, nos sumergimos en el universo del escultor y pintor neoclasicista Antonio Canova: su casa natal y el Museo Gypsotheca, que había sido vaciado al estallar la Segunda Guerra Mundial, para evitar nuevos bombardeos y cuyo diseño actual es el resultado del respeto absoluto y la contribución de Scarpa en 1957.